Bishop Burbidge responds to Supreme Court ruling on abortion
Dobbs v. Jackson
For nearly 50 years, our nation has suffered under the enormous weight of a wrongly reasoned Supreme Court decision. Roe v. Wade imposed legalized abortion on all 50 states, effectively denying the electorate the freedom and power to debate and decide the controversial issue. Since that decision, more than 63 million babies have died from the horrible brutality of abortion.
The Supreme Court today has overturned that destructive and profoundly unjust decision and restored to the people the power to enact life-affirming laws in their states and in Congress.
We thank God for this welcome decision. At the same time, we also know that the work of protecting unborn children and their parents from the tragedy of abortion is far from finished. This is one, key moment in what I pray will be a long line of subsequent life-affirming victories. There is much work to do to create laws and policies in Virginia and beyond that recognize the sanctity of every human life and that provide women and their babies the protection, care and resources necessary to flourish.
Through our diocesan and parish ministries and Catholic Charities, the Church of the Diocese of Arlington will continue to accompany mothers experiencing crisis pregnancies, and to provide pregnancy and adoption support, medical and emergency financial assistance, and care for those who have experienced abortion. We seek to remind these mothers—and fathers: You are not alone! We are here and ready to accompany you every step of the way.
To the women, men and young people throughout our diocese and nation who, through prayer and action, have tirelessly defended life in the womb and assisted mothers in their pregnancies, I express my sincere appreciation for all you have done. Now I urge you to remain committed to the long yet hope-filled work ahead to build a culture of life. We must remain engaged with our elected officials, urging them to support the dignity and sanctity of every life from conception until natural death. Your prayers, service and advocacy are vitally needed to make abortion in Virginia unthinkable.
To all who have endured the pain of abortion, I assure you, Our Lord desires to bring you comfort and peace. Through his mercy, you can experience his healing and forgiveness and come to know God’s abiding presence in your life. The Catholic Church stands ready to walk with you on that journey.
May Our Lord, in his mercy, usher in more pro-life victories throughout our country. As a nation that prides itself on standing as “one nation under God, indivisible, with liberty and justice for all,” may we always give first priority to protecting the most vulnerable among us.
Monseñor Burbidge responde al fallo de la Corte Suprema sobre el aborto
Por cerca de 50 años, nuestra nación ha sufrido bajo el enorme peso de una decisión erróneamente razonada de la Corte Suprema. El fallo en el caso de Roe contra Wade impuso el aborto legalizado en todos los 50 estados, con lo cual se le negó efectivamente al electorado la libertad y el poder de debatir y decidir sobre este polémico asunto. Desde que se tomó esa decisión, han muerto más de 63 millones de bebés por la horrible brutalidad del aborto.
Hoy, la Corte Suprema ha revocado esa decisión destructiva y profundamente injusta y le ha restaurado a la población el poder de promulgar leyes de afirmación de la vida en sus estados y en el Congreso.
Le damos gracias a Dios por esta acertada decisión. Al mismo tiempo, también sabemos que el trabajo de proteger a los niños por nacer y a sus padres contra la tragedia del aborto está muy lejos de terminar. Este es un momento clave en lo que será una larga línea de victorias subsiguientes de afirmación de la vida, por lo cual elevo mis oraciones. Queda mucho trabajo por hacer para crear leyes y políticas en Virginia y otros lugares, en las cuales se reconozca la santidad de cada vida humana y se proporcione a las mujeres y a sus bebés la protección, el cuidado y los recursos necesarios para seguir adelante.
Por medio de nuestros ministerios diocesanos y parroquiales y de Caridades Católicas, la Iglesia de la Diócesis de Arlington seguirá acompañando a las madres que tengan embarazos en crisis y dando apoyo durante el embarazo y la adopción, asistencia financiera para fines médicos y de emergencia y cuidado a quienes han tenido un aborto. Nos proponemos recordarles a esas madres y a esos padres que no están solos. Aquí estamos listos a acompañarlos en cada paso del camino.
A las mujeres, los hombres y los jóvenes de nuestra diócesis y nuestra nación que, con oración y acción, han defendido incansablemente la vida en el vientre de la madre y han ayudado a las madres durante el embarazo, les expreso mi sincero aprecio por todo lo que han hecho. Ahora los insto encarecidamente a mantenerse comprometidos con el trabajo largo pero lleno de esperanza que tenemos por delante para construir una cultura de vida. Debemos mantenernos en comunicación con nuestros funcionarios públicos electos e instarlos con urgencia a apoyar la dignidad y la santidad de cada vida, desde la concepción hasta la muerte natural. Sus oraciones, su servicio y su defensa de esta causa son elementos vitales necesarios para hacer que el aborto en Virginia sea algo inconcebible.
A todas las personas que han sufrido el dolor del aborto, les aseguro que Nuestro Señor desea darles consuelo y paz. Por medio de su misericordia, ustedes pueden experimentar su sanación y su perdón y llegar a conocer la presencia constante de Dios en su vida. La Iglesia Católica está lista para caminar con ustedes en ese peregrinaje.
Que Nuestro Señor, en su misericordia, permita que haya más victorias a favor de la vida en nuestro país. Como nación que se enorgullece de ser “una nación bajo Dios, indivisible, con libertad y justicia para todos”, que siempre demos prioridad a la protección de los más vulnerables entre nosotros.
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